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PREPARÁNDONOS PARA EL ESTADO POST-MORTEN

26/08/2018

La vida en el purgatorio, o el infierno para algunos, es casi una continuación de la vida física en el sentido de que la persona sigue sintiendo, pensando y deseando lo mismo, por eso se suele decir que durante la vida llevamos con nosotros el Cielo o el Infierno según sea nuestro desarrollo interno y según sean y controlemos las emociones. Las personas con maldad y egoístas se sorprenderán porque ni se imaginan lo que es el Purgatorio, sin embargo, todos deberíamos tener siempre presente que según sean nuestros pensamientos y sentimientos así serán nuestras vibraciones y la materia que atraigamos del Mundo de Deseos y Mental y, por consiguiente, así estaremos formando nuestro futuro estado post-morten. Aunque se puede considerar al Purgatorio como una clínica donde “recibimos un tratamiento para curarnos de nuestros males”, es conveniente saber qué ocurre allí respecto al mal que hacemos a los demás.
A lo largo de nuestra vida, estamos grabando todas las experiencias (relacionadas con nuestros deseos, sentimientos, palabras, pensamientos y acciones) en un átomo que después de la muerte nos llevamos para poder extraer el beneficio del bien y del mal que hayamos hecho en la Tierra. Una vez en el Purgatorio y durante un tiempo, llevamos una vida similar a la terrestre porque estamos en los mismos sitios y entre las mismas personas con las que, en sus noches y mientras su cuerpo duerme, contactamos (digo sus noches porque en el Purgatorio no hay noches para los que ya no viven) También estamos entre otros seres “muertos” y otros que viven pero que se dedican a ayudar a los muertos. Pero claro, si esto solo fuera así sería un cielo, porque a algunas buenas personas incluso se les permite visitar el Cielo situado en las regiones superiores o visitar a sus seres queridos en la Tierra. Pero, ¿Por qué se llama Purgatorio? pues porque según van pasando las imágenes de la vida pasada, con sus correspondientes descansos entre un hecho que hay que purgar y otro, se va sufriendo el mal que hemos causado a los demás. Algunos piensan que ese “sufrir el mal que hemos causado” es algo así como un simple arrepentimiento, pero no es así, porque el dolor surge cuando la fuerza de repulsión de ese mal “arranca” la imagen o hecho de nuestro cuerpo de deseos. Así es que cada vez que nos llega una imagen que hay que purgar no permanecemos como un espectador ante ella, sino que sentimos el dolor causado al prójimo como si estuviéramos en su cuerpo en el momento de la ofensa y con el mismo grado (de odio, de deseo, etc.) con que lo emitimos.
En la primera región del Purgatorio, es donde más se sufre por las peores maldades, pero también por no poder satisfacer los deseos y las pasiones por el hecho de desearlos y buscarlas y no encontrarlas. Si en esta región sufrimos porque por la falta de sentidos físicos no podemos satisfacer las pasiones, en la segunda ocurre algo parecido pero respecto a los pensamientos, es decir, que pensar como pensábamos en la Tierra ya no sirve de nada porque la mayoría de los pensamientos son inútiles para el Alma. En la tercera región y entre otras cosas, ocurre algo similar a las anteriores pero respecto a los deseos y anhelos libres de maldad aunque terrenales, hasta que en la cuarta, por fin, desaparece el deseo de vivir en la Tierra aun teniendo todavía algún recuerdo o nostalgia de ella. Solo cuando se ha revivido la parte que corresponde al Cielo es cuando ya no queda ni siquiera esa nostalgia de la vida pasada, es más, desaparecen incluso las aspiraciones espirituales personales. Entonces es cuando la quintaesencia de las experiencias que hizo el hombre en su vida pasada penetra en el mundo del Ego o Alma, para así estar más cerca de su Padre y hacerse un poco más a Su imagen y semejanza. Por fin y ya en su hogar, el hombre desaparecido descansa como Alma hasta que al cabo de muchos años de felicidad interna, siente la necesidad de nuevas experiencias.
Como he dicho antes, el resultado de la purgación efectuada sobre la película que nos llevamos en el momento de la muerte, queda grabado en otro átomo especial (llamado permanente o simiente) en sentido moral para que en la próxima vida nos hable como voz de la conciencia cuando vayamos a hacer algo malo e incluso después de haberlo hecho. Una vez arrancada y disuelta la materia de baja vibración del cuerpo de deseos relacionada con el infierno y con el purgatorio, el hombre puede elevarse a las regiones superiores o Cielo donde recibirá la recompensa por sus buenas obras para que en la próxima vida le sirva de aliciente para que siga haciendo el bien. Pero el lector tampoco debe tener ese miedo que algunas religiones inculcaban con el Infierno y el Purgatorio porque, como he dicho, es una especie de clínica para purificar al paciente del mal mientras el paciente está asistido por otros seres humanos Ángeles e incluso Arcángeles. Claro que, al igual que aquí se ingresa en un hospital por enfermedades graves y menos graves, también allí hay un verdadero infierno o cirugía del dolor para los que “están muy enfermos”, es decir, para los que han hecho mucho mal. El cuerpo de deseos se abandona para ir al Cielo como se abandonaron los otros cuerpos en la Tierra, de hecho, tanto unos como otros tardan un tiempo en descomponerse. Pero cuando la persona es verdaderamente malvada, ese cuerpo de deseos se cristaliza y se compenetra hasta tal punto con el cuerpo etérico que puede subsistir hasta que el Ego renazca de nuevo. Entonces y puesto que el átomo-simiente de ese cuerpo tiene que atraer materia para el nuevo cuerpo de deseos, también atrae al cuerpo de la anterior vida (llamado en la filosofía rosacruz: cuerpo del pecado) y el hombre renace con una doble personalidad que bien puede ser  más o menos buena por su nuevo cuerpo de deseos y mala por el antiguo.
Una vez comprendido lo dicho en estos párrafos, está claro que el ser humano debe esforzarse por acortar el tiempo en el Purgatorio, y para ello debe procurar no hacer mal con sus deseos, sentimientos, pensamientos y acciones. Pero además de eso tiene otras formas de ayudarse a sí mismo, por ejemplo:
1º.- Auto-programándose cada mañana para visualizar los momentos en que suele car en el mal durante el día para verse superando el problema y emitiendo sentimientos y pensamientos positivos hacia los demás.
2º.- Haciendo una retrospección visual desde el momento de acostarse hasta que se levantó por la mañana para ver dónde, cómo y por qué ha caído en el mal y así proponerse no caer al siguiente día.
3º.- Una vez al año o, al menos, antes de morir apuntar todo lo que se recuerde del mal que se ha hecho durante ese año o vida para luego hacer un verdadero ejercicio de arrepentimiento, reforma y restitución.

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